Esta es la historia que inspiró a Pau Donés para componer "La Flaca"
Toda gran canción alberga una historia que merece ser contada y, en el caso de "La Flaca", no iba a ser menos. En 2017 y con motivo de la publicación de "50 palos... y sigo soñando", la autobiografía de Pau Donés, el artista tuvo la oportunidad de explicar con pelos y señales cuál -o, en este caso, quién- fue la inspiración para componer la canción que marcó un antes y un después en su carrera.
La noche que lo cambió todo
Cuba. 1995. Pau y siete miembros de su equipo llegaron a La Habana dispuestos a grabar el videoclip de su canción "El lado oscuro". [Fun fact: debido a la inestabilidad del clima, el vídeo de la canción nunca llegó a grabarse durante ese viaje.] Bien, después de esta curiosidad a modo de inciso, seguimos con la historia.
Nada más pisar tierras cubanas, Pau y compañía dejaron el equipaje en el hotel y, como buenos españoles, decidieron que lo mejor que podían hacer en su primera noche en La Habana era irse de fiesta a una discoteca al aire libre en El Malecón, lugar que allí todos conocían como La Tasca. Y así lo hicieron. Unos cuantos mojitos más tarde y cuando estaban a punto de irse, vieron entrar en el local a una mujer con un vestido de gasa roja semitransparente que logró dejar mudo al vocalista del grupo. Pero, por el entonces, todo se quedó en una admiración muda en la lejanía.
Durante su primera semana en la capital de Cuba, empezaron a buscar a una modelo para protagonizar el videoclip y, según relata el propio Pau, vieron a muchas chicas, pero ninguna como la que entró con aquel vestido rojo en La Tasca. Así que no les quedó otra que intentar encontrar a "aquel coral negro de La Habana". Y dicho y hecho: fueron cada noche a la discoteca hasta toparse nuevamente con ella y, esta vez, Pau no se conformó solamente con admirarla de lejos.
Poniéndole cara a "La Flaca"
"Y en la cara dos soles, que sin palabras hablan... que sin palabras hablan". Así describía Pau Donés a "La Flaca" en las primeras estrofas de la canción. Pero, ¿quién es realmente la flaca? Su nombre es Alsoris Guzmán y, después de escuchar los planes del equipo de Pau sobre el rodaje del videoclip, aceptó la propuesta de ser su protagonista. Desde aquella noche en La Tasca, Alsoris se mudó al hotel con el resto del equipo y compartió habitación con Eva Nielsen, la ayudante de dirección, hasta que, por fuerzas mayores —o, quién sabe, por cosa del destino—, le tocó compartir cuarto con Pau Donés.
Mientras que las lluvias torrenciales trastocaban los planes de grabación del vídeo, Alsoris se dedicó a enseñarle la isla a sus nuevos amigos y, así, sin darse apenas cuenta, las semanas pasaban y la fecha de regreso a España estaba cada vez más cerca, hasta llegar a la última noche en La Habana.
El himno que empezó con una poesía
Solo les quedaban unas pocas horas en La Habana, así que Pau Donés y compañía decidieron despedirse de Cuba por todo lo alto y salir a tomar algo, lo que hizo que volvieran al hotel ya de madrugada. Una vez en la habitación, y como cada noche, Alsoris le dio un beso de buenas noches en la mejilla a Pau y, mientras la joven cubana se metía en su cama dispuesta a dormir, el cantante fue al baño a armarse de valor para salir y decir: "Flaca, no me puedo ir de la isla sin haberme acostado contigo". A lo que Alsoris sonrió y dijo abriendo los brazos: "Ven, Pablito".
Bien, según cuenta Pau en la autobiografía, lo único que recuerda es acostarse en los brazos de la flaca y, en cuestión de segundos, caer profundamente dormido hasta la mañana siguiente. Cuando el artista se levantó —completamente vestido— cogió un lápiz, una hoja de papel, se sentó en la cama y, mientras la flaca dormía, le escribió una poesía de lo que había significado para él estar con ella esos días.
Poco rato después, todos recogieron sus cosas y fueron hacia el aeropuerto. Ya en la terminal de salidas, Pau besó a Alsoris y le entregó un sobre con la poesía, haciéndole prometer que lo abriría solamente cuando él se hubiese marchado. Pero la flaca no se pudo resistir. Cuando el cantante estaba pasando el control de los pasaportes, se giró para verla por última vez y, allí estaba ella, abriendo el sobre y leyendo la poesía mientras se derramaban algunas lágrimas por sus mejillas.
Y, colorín colorado, así fue como Pau Donés, sin ni siquiera imaginárselo, acabó componiendo no una canción, sino un himno que velará, eternamente, por su legado.
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